domingo, 4 de marzo de 2012

Somos Jóvenes, cometemos errores.

Trapos sucios. No hay nada más que quieras esconder tanto como los trapos sucios. 
Algunos pueden pasarse desapercibidos, a veces tanto que otros se quejan por el mismo error que han cometido ellos solo porque aquello haya pasado desapercibido. 
Mejor, hablemos en primera persona. Si algo he aprendido en éstos días es que mejor no andarse con rodeos. 
Tengo tantos pensamientos, la verdad es que es por varias razones. No pienso hablar de ellas porque es algo personal. 
Sé admitir mis errores y sé cuando tengo que pedir disculpas. La cosa es que pediré perdón a quién haya hecho el mal, no pienso dar explicaciones a personas que no tienen nada que ver con el asunto y no pienso perder el tiempo con alguien que le apetece meter sus narices en los asuntos ajenos. 
He aprendido que si no tienes nada que ver con algo, mejor será que no te metas. Sé lo que se siente si otro se mete en tus asuntos, empieza a hablar como si lo supiese todo y no es así. Es horrible que solamente seas tú el que piense eso. Hay personas que por no tenerlo en cuenta hace más daño de lo que ya está hecho. 
No hablo de lo que no sé y pienso antes de comentar algo, incluso, quizás, investigo antes, pero solo si la persona que está en ese asunto me importa lo suficiente. 
Ya no quiero más peleas, más discusiones. Es horrible y no pienso quedarme en eso por mucho tiempo. Prácticamente, mi vida está basada en pelas, movidas, drama... Un completo drama. 
Mi vida no es perfecta y a lo largo de ella, he aprendido de mala manera que hay golpes más dañinos que un puñetazo en el ojo. Que ningún moratón marca más que un puto recuerdo. 

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